La faluca

     Un día, en Assuan, contratamos a muy buen precio una faluca para atravesar el Nilo y ver un pequeño museo que se establecía en una pequeña isla central del río. Luego se nos ocurrió darle la vuelta a la isla pero cuando estábamos al otro lado el poco viento que hacia desapareció.

     Fue un espectáculo ver como se esforzaban los dos marineros de la embarcación remando con la pasarela de embarque y con una gran vara que hundían hasta el fondo avanzando unos 10 metros por hora. Se nos hizo de noche y cuando llegamos a la otra orilla eran las tantas y ya habían servido la cena del capitán en el crucero.

     Éramos 7 y la excursión nos costó a cada uno 200 pesetas (era lo acordado). Los dos marineros blasfemaban en arameo por haber perdido toda la tarde y parte de la noche.

Maribel y un compañero de viaje, Piero, en plena travesía en la faluca. Ya oscurecía y estábamos al otro lado de la isla sin movernos un milímetro.