BUS TURÍSTICO PUNO-CUZCO
     Todo el día completo estaba dedicado al traslado entre las localidades de Puno y Cuzco. Hicimos el recorrido en un bus turístico que pasa por distintas localidades con diferentes y amenas visitas. El trayecto dura más de 10 horas.

 

     El primer pueblo donde paramos fue Pucará donde visitamos su Museo Lítico. En él se exponen varias piezas de piedra halladas en distintas excavaciones de la cultura precolombina Pukará, monolitos y esculturas enormes que representan animales y seres antropomorfos.

     Muy cerca del museo se encuentra el complejo arqueológico de Pucará que no visitamos porque preferimos descansar en la plaza de armas y visitar la iglesia y un mercado de souvenirs ubicado a su abrigo.

 

     Pucará es también el nacimiento de los famosos toritos de Pucará. Cuenta la leyenda que la ciudad pasaba una sequía tremenda hasta que un día uno de sus vecinos decidió subir a la montaña y sacrificar un toro en honor a su dios (o uno de los dioses). Al llegar arriba, el toro, que se veía venir lo siguiente, clavó un cuerno en la piedra desde donde comenzó a brotar el agua suficiente para acabar con la sequía. En honor a ese toro, los locales, que trabajaban la cerámica (Pucará es celebre por su cerámica), fabricaron unos toritos multicolores que vendieron primeramente en la estación desde donde se extendieron a los pueblos cercanos y luego a todo el país.

     también se relata en otra tradición como los conquistadores españoles trajeron toros de lidia desde España y le untaron aceite picante en la nariz. El animal abría los ojos enfurecido y se frotaba la cara con la lengua y eso enfundaba temor entre los indígenas. El torito tradicional tiene dos grandes ojos y la lengua hacia arriba tapando la nariz.

     Como quiera que fuera eso, se continúo la tradición de venderlos en parejas y colocarlos, solos o con una cruz en medio, sobre el techo en la zona mas alta de la casa, a medida de protección espiritual.

     Nosotros compramos un par de ellos en uno de los puestos de la plaza. Aun los tengo en casa esperando colocarlos.

 

     La iglesia de Santa Isabel de Pucará fue construida por misioneros jesuitas en 1767. De estilo barroco mestizo. El interior de paredes ennegrecidas contiene varias pinturas de la escuela cuzqueña. Cuando fuimos también albergaba una virgen en su trono dispuesta para procesionar.
     La siguiente parada la hicimos en el mirador de la raya. Este es el punto geográfico que delimita los departamentos de Puno y Cuzco, a 4335 metros sobre el nivel del mar. Bonitas vistas de las montañas y varias tienduchas con paisanas trajeteadas que exhiben llamas y alpacas para las fotos turísticas. En realidad no hacía tanto viento ni frío como yo intentaba dar a entender.

 

     Paramos a comer en un establecimiento a pie de carretera con un bufé de varias especialidades peruanas y algunos postres bastante insulsos. Un cantante con un pianito y alguna flauta amenizó la comida. Curiosamente no conservo ninguna foto ni de la comida ni de la actuación.

     Muy cerca se encontraba el sitio arqueológico de Raqchi que visitamos.

     Primero recorrimos algunas reproducciones de viviendas incaicas, redondas y con techo de paja para llegar a su construcción mas emblemática: El templo de Viracocha. Uno de los edificios mas grandes de la cultura incaica del que solo se conservan sus paredes centrales y algunas de las bases de las columnas que sujetaban el techo. Poca piedra antigua y mucho adobe nuevo en estas ruinas.

 

     A su lado la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, muy vistosa, hecha de bloque de piedra vista y con cuadros de ángeles en su interior. Frente a la iglesia muchas tiendas con regalos turísticos y camisetas con motivos incaicos aunque no de mi talla.

 

     La ultima parada del viaje se encuentra muy cerca de Cuzco. Se trata del pueblo de Andahualillas y su tesoro mas preciado, la Iglesia de San Pedro Apóstol.

     Levantada sobre una plataforma a la que se accede por gradas, su exterior, de estilo renacentista, no deja de ser austero pero esa apariencia desaparece nada mas entrar en el templo. Un derroche de tallas, pinturas, ornamentos y pan de oro maravillan al visitante que termina abrumado ante tal explosión. Precisamente esa podría haber sido la intención de sus constructores en los primeros tiempos de la evangelización ya que algún mural data de 1600. La mayoría de las obras pictóricas son de Luís de Riaño, pintor limeño que se estableció en Cuzco nacido en 1596.

     Desgraciadamente, esta prohibido fotografiar el interior, profusamente barroco. En su lugar, con el abono de la entrada regalan un CD con la historia de la iglesia, fotos y reseñas de otras construcciones cercanas.

     también son muy vistosos los árboles centenarios que dan sombra a las tiendas de la plaza, con precios mucho mas atractivos que en los comercios de plata cercanos. Los árboles son de una especie autóctona de las riberas de la gran cordillera de los andes, el Pisonay.

 

 

     Llegamos a Cuzco ya casi oscurecido y solo nos dio tiempo de establecernos en el hotel y un breve paseo con cena en los alrededores de la plaza de armas.