LOS VALLES

   La jornada de hoy comprendía, a saber, el templo de Medinet Habu, el valle de los artesanos y la entrada a dos tumbas, las mas vistosas, el valle de las Reinas con una visita al templo de la reina Hatshetsup (o algo así), una paradita en los colosos de Memnom, el valle de los Reyes con entrada a un par de tumbas y, al otro lado del río, las visitas a los inmensos complejos de Luxor y Karnak. Normalmente ver todo esto sin agobios lleva tres días y nosotros lo hicimos en  sólo uno. Además tuvimos que preparar las maletas para dejar el barco y alojarnos en un hotel en Luxor para una sola noche. Nos consolábamos pensando en los tres días siguientes, tirados en una hamaca junto a la piscina, en el Mar Rojo.

   Medinet Habu, llamado el templo de millones de años, de Ramsés III está dedicado al Dios Amon. Se erige muy cerca del río ya que se celebraban en él ritos religiosos donde participaban barcos. Aun conserva parte de una de sus entradas fortificadas y sus bajorelieves, muy bien conservados, recuerdan y nos dan a conocer ciertos aspectos de la vida del faraón y sus conquistas. Algunos policromados aún se conservan decentemente en las partes menos expuestas al sol, los bajos de las enormes puertas y las paredes más sombrias.

   Me parece que en este templo no hubo demasiadas explicaciones por parte del guía, lo que sé de él me lo he empollado de algún libro.

     No estuvimos demasiado tiempo en este templo, era imposible estar más con lo que quedaba.  Ni compramos nada ni vimos tenderetes, pero seguro que los había.

   Aquí estamos con Piero y Sonia, dos asturianos majísimos que pertenecían al grupo. De lo que no me acuerdo es de quien nos hizo la foto, sería algun turista, porque un vigilante seguro que no.

 

   La siguiente parada la hicimos en el valle de los artesanos o de los artistas, se trata, en fin, del valle donde estan las tumbas de los grandes arquitectos o trabajadores especialistas que tuvieron gran importancia en ese tiempo, que vivian, junto con sus familias, cerca de los templos y que, como no quisieron ser menos que los faraones, se hicieron unas tumbas a imagen y semejanza de ellos, enterrándose junto con sus riquezas. Vimos los restos de las casas con sus muros de adobe perfectamente alineados y junto a ellos las dos únicas tumbas que visitamos, creo que las número 1 y 359 (sedneyen e inherkau), pero no estoy seguro. Sus pinturas son tan vistosas y tan bien conservadas que cuesta creer que sean auténticas. En las dos tumbas estan prohibidas las fotos, me tuve que conformar con unas postales.

    

 De nuevo al autobús y camino del templo de la reina Hatshepsut, una colosal edificación con una interminable avenida de entrada al pie de una gran montaña. Me pareció demasiado restaurado, con mucho cemento moderno mezclado con las antiguas piedras. Vimos incluso unos trabajadores con pequeños pinceles, subidos en andamios, retocando pinturas. Ellos decían que solo les daban con agua para limpiarlas pero lo cierto es que los pinceles estaban manchados con pintura, no sé, algo sospechoso.

   A la hora que fuimos habia muy poca sombra y todos nos alineabamos junto a la pared del templo para oir las explicaciones del guía. Si vás, procura que no se te olvide el agua porque lo pasarás mal.

 

   Eran sobre las doce de la mañana cuando llegamos al valle de los Reyes, el sol pegaba justo encima y no había ni sombra, ni un soplo de aire. Visitamos 2 ó 3 tumbas con relieves muy trabajados. Pasamos de ver la de Tutankamon porque su entrada es aparte y cuesta 100 libras egipcias, casi 5000 pelas, veintitantos euros, un robo, aunque sea la única que conserva la momia del faraón en su interior. En vez de eso me dedique a hacer fotos curiosas de los turistas japoneses.

   En una de las tumbas se puede ver una diferencia abismal entre el fondo (lo primero en hacer) y las primeras galerías de entrada que sólo están garabateadas con pinturas, sin tallar los relieves. Se conoce que el faraón se les murió y tuvieron que enterrarlo deprisa y corriendo.

   Un poco de historia: las primeras dinastias de faraones, construyeron para sus tumbas unas magníficas edificaciones, pirámides o templos, pensando en recibir el descanso eterno junto con sus tesoros. Las siguientes dinastías se dieron cuenta que ese descanso eterno les iba a durar bien poco ya que las tumbas eran sistemáticamente saqueadas y sus embalsamados cuerpos, abiertos en canal para extraer sus riquezas (los embalsamadores vaciaban de organos el cuerpo y los llenaban de joyas de oro y piedras preciosas). De modo que utilizaron los valles cercanos, de una piedra lo suficientemente blanda como para horadar unas galerias, adornarlas con relieves y pinturas, llenarlas con la momia y las riquezas del rey y sellar la entrada con piedras, haciendolas invisibles al resto de las siguientes épocas. O eso creían.  Lo cierto es que una a una fueron descubiertas y saqueadas excepto la de Tutankamon que se encontró completamente íntegra. No fué Tutankamon el faraón más famoso ni mucho menos el más rico de ese tiempo (de hecho murió muy joven) pero su tumba fue la única intacta, de ahí su fama. 

 

   Después de hacer una paradita junto a los colosos de Memnom, bajar del autobus, foto y subir al autobus, llegamos el inmenso complejo de los templos de luxor. Solo este templo tiene para un día entero y nosotros lo vimos en una hora.

   En su tiempo este templo estaba unido al de Karnak por una avenida de esfinges con cabeza humana que se extendía 3 kilometros, hoy ambos templos estan embutidos en la ciudad de Luxor (antes Tebas) y sus murallas incluso forman parte de las casas de algunos habitantes. En el templo de Luxor incluso se ha construido una mezquita.

   Vimos su espectacular entrada con dos de las seis estatuas de granito rosado del faraón que aún se conservan y un obelisco cuyo gemelo está en la plaza de la concordia, en Paris. Vimos tambien dos hileras de enormes columnas de especto papiriforme.

   En su gran sala central nos hicimos las fotos del grupo completo y fué curioso como nos colocamos y alineamos las cámaras fotográficas de cada uno para que una compatriota, que se prestó a ello, las utilizara. Por lo menos había doce cámaras.

   Volvimos al barco a almorzar y descansar un poco y de nuevo, sobre las cuatro de la tarde estábamos en camino del Templo de Karnak, el mayor complejo de cuantos hay en Egipto.

   Lo más espectacular es su grandiosa sala hipóstila, con 134 enormes columnas (no las conté, estaba escrito en un cartel) de mas de 20 metros de altura, realizadas en diferentes reinados de faraones, la avenida de esfinges con cabeza de carnero de su entrada y el enorme lago-piscina de 120 metros de largo que se construyó en la parte de atrás. Creo que recibe agua directamente del rio. Junto a él esta la famosa estatua del escarabajo al que hay que dar no sé cuantas vueltas y pedir un deseo.

   Otras maravillas interesantes son un enorme obelisco que se ve desde cualquier sitio y las murallas de la entrada, a medio terminar, con filas de ladrillos enormes sin esculpir que dan una idea de como se construyó aquel templo.

 

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