28 de agosto Mas tumbas

     Quedamos para salir a las 6:30 y comoquiera que el desayuno comienza a las 6 hablamos el día anterior de bajar un poco antes para que el café, al menos, estuviera preparado y tener tiempo suficiente. Aun así tuvimos que esperar unos 5 minutos a que pusieran algo de pan o pastelería.

     Hoy continuamos con el West Bank, esto es, el lado oeste del río con algunos templos mortuorios y tumbas, algunas de ellas poco conocidas.

 

Colosos de Memnon

     La primera de las paradas nos coge camino al valle. Se trata de los colosos de Memnon. Dos gigantescas estatuas sedentes del faraón Amenhotep III que presidían la entrada a su enorme complejo funerario. Es de lo poco que queda del yacimiento que fue arrasado por un terremoto.

     El nombre le viene porque los griegos oían que los lugareños le pronunciaban como "Phamenoth" (Amenofis) y eso les recordaba a Mennon, un héroe troyano.

 

     Las estatuas están plagadas de graffitis, algunos incluso de época napoleónica. He aumentado el contraste de la foto de abajo para que pueda verse bien.

 

Templo funerario de Hatshepsut

 

     Hatshepsut fue una reina-faraón de la dinastía XVIII. Era hija de Tutmosis I y accedió al trono en parte por sobrevivir a sus hermanos aunque su padre ya fue aleccionándola para ascender al poder, aunque tuviera que casarse con su medio hermano Tutmosis II, hijo de un matrimonio secundario de su padre.

     A pesar de estar muy restaurado, el templo es soberbio. De tres niveles escalonados que alcanzan los 30 metros de altura. Cada nivel esta conformado por columnas de sección cuadrada con estatuas antepuestas y una gran escalinata central dando equilibrio al conjunto.

 

     En el segundo nivel a la izquierda podemos ver la capilla de Hathor con pilares terminados con la cabeza de esta diosa.

 

     Algo mas adentro se encuentra otra capilla con una representación de una barca solar en su interior. La estancia está convenientemente cerrada con una valla pero nunca falta algún vigilante que, por una módica cantidad, te retira la valla para que accedas adentro. Es Egipto.

 

     Los relieves evocan el nacimiento de la reina y sus expediciones, poniendo cierto énfasis a su campaña en "El Punt" junto al exótico Mar Rojo (la actual Eritrea) de donde trajo árboles de incienso y mirra, pieles de leopardo y plumas de avestruz. Los árboles adornaban los laterales de la escalinata. En su momento debió ser espectacular.

 

     Abandonamos el lugar poco después de las 9 de la mañana en dirección a unas tumbas muy cercanas y poco conocidas, las tumbas tebanas de Assassif.

 

 

Tumbas de Assassif

      Se trata de una necrópolis situada cerca de Deir el Bahari que contiene principalmente tumbas de altos dignatarios egipcios de las dinastías XVIII, XXV y XXVI.

     Es posible que estén perfectamente indicadas pero nosotros vimos muy pocos carteles de su ubicación o su pertenencia y los que había no estaban convenientemente situados. Luego de bucear un poco por Internet me da la impresión que en realidad solo visitamos el gran complejo de la tumba de Kheruef, asistente de la reina Tiyi, la TT192, lo suficientemente grande para ocupar otras en su interior como la TT193 de Ptahemheb (magnate del sello del tesoro del estado de Amón en la XIX dinastía) o la TT194 de Thutemhab (escriba en el templo de Amón y supervisor de los habitantes del pantano en la dinastía XIX).

 

     En las primeras tumbas los bajorrelieves eran ciertamente toscos, sin gran definición, algunos incluso incompletos.

 

 
     En las siguientes, sin embargo, los altorrelieves son magníficos. La definición del pelo es asombrosa. Cuesta creer que pueda realizarse tal precisión con la sola ayuda de las escasas herramientas de que disponían y el pulido de piedra sobre estuco. Probablemente estos trabajos son del periodo tardío.

 

     En los muros se representan tanto escenas de baile como ofrendas, de siembra y labranza e incluso de batallas.

 

     Volvimos al coche y en unos 20 minutos ya estábamos en la siguiente excavación: El pueblo de los artesanos: Deir el Medina.

 

Deir el medina

 

     Este poblado fue el mas próspero del antiguo Egipto. Fundado por Tutmosis I, de la dinastía XVIII, fue habitado por obreros y artesanos, los constructores de las tumbas reales, que vivieron apartados aquí del resto del pueblo para de ese modo preservar los secretos de las sepulturas.

Encontré un encomiable trabajo periodístico que describe la vida en esta ciudad, sus historias y sus intrigas. Es este.

 

     Junto al pueblo se halla su necrópolis. Se impone la teoría que los grandes artesanos y otras personas con influencia se procuraron una concesión funeraria y construyeron su tumba en su tiempo libre. La mayoría tienen forma de bóveda. No tienen techo recto.

    También al lado del pueblo se encuentra el templo de Hathor que visitamos al final.

     Estas son las tumbas que visitamos:

 

Sennutem (Sennedyem) - TT 1

     Era un obrero que vivió durante los primeros años de la dinastía XIX.

     Su tumba se descubrió en 1886 y se considera la mejor de la necrópolis, se halló intacta y con los sarcófagos y momias de su mujer, su hijo y su nuera. Parecer ser que mas bien era un panteón familiar.

 

     En sus paredes aparecen sobretodo rituales de momificación y velatorios.

 

     Los vigilantes entraban con nosotros, siempre uno distinto en cada tumba, y no se cortaban en pedir los móviles para hacernos fotos y llevarse su propina.

 

Tumba TT 3 - Pashedu

     Especialista en trabajos de piedra y supervisor de pasillos y cámaras durante los reinados de Seti I y Ramsés II.

 

     Sus pinturas sobre yeso, parcialmente protegidos por cristales, representan el viaje del difunto al reino de osiris. Llama la atención un fresco del difunto bebiendo las aguas sagradas bajo la sombra de una palmera (como indica el cartel de la entrada).

 

     Al entrar en esta tumba pude ver un pequeño ratoncito que vivía tras los cristales. El pillo corrió a esconderse en cuanto nos oyó.

 

Tumba TT 359 Inherkha (Inerjau)

     Inherkha era el capataz de los trabajadores durante los reinados de Ramsés III y Ramsés IV. Su tumba, aunque pequeña, es una de las mejor conservadas.

 

     Parecer ser que este maestro se procuró 2 tumbas para poder enterrar a los familiares y allegados que no hubieran podido tener derecho a ellas. Quizás es por ello que en ésta aparece también su familia, representados en la primera sala.

 

     En la segunda sala, la cámara funeraria, él mismo y su esposa rinden tributo a los dioses junto a escritos del libro de los muertos.

 

     Tanto en esta tumba como en las anteriores las paredes están cubiertas por un cristal que junto a la mejorable iluminación hacen difícil tomar una fotografía decente.

 

Otras tumbas

 

     También entramos en otras tumbas menores como las que se detallan en la primera foto. Todas con frescos muy vistosos y con la misma temática, escenas cotidianas, presentaciones a los dioses y actos de momificación.

 

Templo de Hathor y Maat

     Se trata de un templo Ptolemaico, realizado muchos años después del pueblo y las tumbas anexas, aunque sobre estructuras de éste y otros periodos.

     Iniciado por Ptolomeo IV y continuado por Ptolomeo VI y VIII está dedicado a Hathor (diosa del cielo y madre o consorte del dios celeste Horus y del dios solar Ra, a veces se representa como una vaca) y a Maat (hija de Ra, diosa de la verdad, la justicia y la armonía cósmica, se representa como una mujer con una pluma de avestruz en su cabeza).

 

     Contiene un patio de entrada, una sala hipóstila y 3 capillas adyacentes que contienen escenas de ofrendas y una representación del juicio de almas.

 


     Como ya eran mas de las 12 dimos por finalizada el atracón de tumbas y templos y volvimos a la ciudad para comer. Antes de eso paramos en un establecimiento a comprar cervezas lo que tampoco fue fácil ya que estuvimos esperando un buen rato a que nos las trajeran con el mayor sigilo posible.

     También nos llevaron a una joyería porque Maribel estaba interesada en algún colgante de oro pero huimos precipitadamente al saber los precios.

   Almorzamos junto al Aboudi, en la plaza frente al templo de Luxor, en un restaurante idéntico a él llamado Snacks, también con 3 plantas.

 

     Comimos procurando no mostrar la cerveza pero también pedimos un par de colas, un café y un té. Fátima, nuestra guía, nos elogió el gesto de esconder la cerveza pero al llegar la cuenta nos cobraron 150 LE solo por las bebidas (y sin incluir la cerveza que habíamos pagado antes) y esta vez pedimos explicaciones.

     Recibimos excusas durante los dos días siguientes e incluso alguna invitación de bebidas pero, eso si, ya se acabaron las cuentas engrosadas.

 

     Me llamó la atención el medio limón envuelto en papel aluminio, una solución muy practica y limpia.(en la segunda puede verse la cerveza convenientemente camuflada).

 

     Y tras el almuerzo dimos por acabada la jornada con guía. Volvimos al hotel para una merecida siesta aunque también aprovechamos para ordenar las fotos y pasar algunas de la cámara al móvil para luego subirlas al Whatsapp.
     Salimos de nuevo sobre las 5:30 de la tarde con la intención de anochecer en el templo de Luxor. Ya por la mañana, Fátima, nuestra guía, nos confirmó que con la Luxor Pass tendríamos acceso al templo cuantas veces quisiéramos.

     Hubiéramos podido ir andando dando un corto paseo pero, sin nadie por las calles a esa hora, éramos carnada perfecta para los cocheros apostados frente al hotel y después de negociar quedamos en que nos llevara por 30 LE hasta el templo, pero al llegar a la primera rotonda, justo antes del hotel Winter Palace, caímos en la cuenta que habíamos olvidado las Luxor Pass en el hotel, la vuelta nos costó otros 10 LE mas.

 

     La entrada al templo aun de día se veía magnifica. Habían repuesto una de las estatuas de Ramsés II del primer pilono y ahora lucían las seis (aunque creo que no todas originales) y el obelisco único con todo su esplendor.

     Antiguamente no era esta la entrada primera del templo. Antes de eso, la ahora explanada de entrada era el patio de Nectanebo, cerrado en su totalidad y con una puerta que se abría al paseo de las esfinges de 3 Kms. que comunicaba con el templo de Karnak. Era la parte mas, digamos, "moderna" del templo construida siglos después por Nectanebo (XXX dinastía) y el periodo Ptolemaico.

      Lamenté no traer mi cámara porque, aun a esta hora, había suficiente luz para hacer unas buenas series para HDR. De ese modo, todas las fotos del templo se hicieron con los móviles.

 

     Continuamos adelante hasta llegar al siguiente patio, dejando a la izquierda y en lo alto la Mezquita en honor de Abu el Hagag, construida encima de una iglesia tras la conquista musulmana. En ella se conserva alguna reliquia del santo local.

     El segundo patio es el de Ramsés II, construido por él junto al pilono anterior. Estos trabajos se añadieron a la estructura original un siglo después.

     Este segundo patio del estilo de la XIX dinastía está rodeado de grandes columnas macizas que recuerdan a la sala hipóstila de Karnak. Ramsés II colocó también varias estatuas alternando con las columnas y otras dos efigies sentadas a la entrada de la gran columnata que da acceso al patio siguiente.

 

     Desde la hilera doble de grandes columnas papiriformes de final abierto hasta el fondo, es el templo original, construido por Amenhotep (hijo de Hapu), arquitecto del faraón Amenofis III o Amenhotep III (los nombres coinciden, por eso cuando los textos se refieren al arquitecto siempre se posponen como "hijo de Hapu".

 

     La columnata doble da entrada al tercer patio: El Patio Solar, rodeado de una doble hilera de columnas papiriformes cerradas. Cuando llegamos allí aun había suficiente luz para unas fotografías decentes.

 

      Este último patio se continua con una gran sala hipóstila de columnas muy juntas también de estilo papiriforme para llegar por fin a la antecámara, sala de ofrendas, tres capillas y el santuario.

 

      Estas últimas estructuras son las únicas techadas y por ello iluminadas con potentes focos.

      No había demasiada afluencia pero la mayoría se encontraba en estas estancias ya que conservan bajo y alto relieves de gran vistosidad, incluso en las paredes exteriores laterales.

 

     En un momento determinado un guarda llamó la atención de mi mujer para indicarle unas figuras a la altura de la cabeza en uno de los muros que se encontraban ennegrecidas por las continuas reverencias de las frentes de los fieles (luego, por supuesto, pidió propina por ello).

     A la izquierda de una de las capillas los administradores del templo han colocado el museo al aire libre pero en este caso solo se trata de trozos inconexos de muros y columnas. Distinto al de Karnak donde hay piezas y estatuas muy vistosas.

 

     De cerca, a la luz artificial, los relieves tomaban un aspecto rugoso como de terciopelo. Entonces si que se notaba la perfección de los detalles esculpidos en la piedra.

 

       Cuando salimos de las salas techadas era noche cerrada y ya íbamos de vuelta cuando fuimos abordados por un egipcio acompañado de 3 niños. Yo pensaba que otra vez estaban pidiendo propina por que insistían en hacernos una foto, pero no, ellos solo querían fotografiarse con nosotros. El hombre sacó una pequeña cámara y nos plasmó a los dos con sus  hijos y luego nos dio mil gracias. Eso me sorprendió gratamente aunque debo decir que fue la única vez que nos pasó.

 

     La avenida de las esfinges que lleva hasta Karnak, estaba cerrada por obras, con el suelo levantado. Al parecer, ha comenzado su reconstrucción aunque tardará mucho tiempo en verse como en la antigüedad porque es necesario expropiar muchas edificaciones que se construyeron entre ambos templos. En total estuvimos algo mas de 2 horas viendo el complejo.

 

     Volvimos al hotel en taxi desde la plaza dando por terminada la agotadora jornada. No tengo anotado ni recuerdo donde cenamos de modo que seguro que no fue memorable.