6 de Septiembre
El Cairo
     Salimos sobre las 5:30 para el aeropuerto. Ya nos despedimos de Ahmed el día anterior, porque un representante de la agencia nos haría el traslado desde el barco. Nos dejó en la ventanilla de facturación y se despidió cortésmente.

     Facturamos en un momento y nos fuimos a buscar las puertas de embarque pero al pasar por el control policial, el primer problema, se quieren quedar varios mecheros que llevo en mi tabaquera (un bolso con tabaco, filtros y papel para liar el tabaco) y además entre ellos un encendedor electrónico que compré en China y del que no quería desprenderme. La única opción era facturarlo con las maletas anteriores pero cuando vuelvo a la ventanilla de facturación las maletas ya han partido para el avión.

     Tuve que facturar mi mochila de pecho con los cables de carga de móviles y cámaras sacando la camara y la Gopro para llevarla en la mano, porque no quería que volaran lejos de mi (en los dos sentidos).

     Cuando llegamos a El Cairo yo no dejé de temblar hasta que no vi aparecer la mochila por la cinta de equipajes. Pero salvé los encendedores. A mi mujer no le vieron el que tenía en el paquete de tabaco.

 

     El vuelo duró poco mas de una hora y sobre las 9:15 ya estábamos en el hotel para dejar las maletas. Media hora mas tarde salíamos para la primera visita. Nuestra guía en El Cairo se llama Tagrid, muy joven pero con un español aceptable y además deseosa de aprender algunas palabrejas andaluzas que nosotros soltábamos de vez en cuando.

 

La Ciudadela
     En realidad solo vimos la mezquita de alabastro o de Mohammed Ali, construida, en memoria de su hijo, por el sultán Mohammed Ali Pasha, que llego al poder en 1805. De estilo barroco-otomano, tiene una cúpula de 52 metros y mas de 100 vidrieras.

 

     Entramos por el patio de las abluciones, en cuyo centro permanece la fuente y a lado, frente a la mezquita, la torre-reloj que nunca llegó a funcionar.

 

     Por dentro, la mezquita es imponente.

     Inspirada en la mezquita azul de Estambul. Su planta esta alumbrada por cientos de lámparas de cristal y otras mas grandes y antiguas. y como corresponde a un lugar de oración musulmana, el suelo esta completamente alfombrado y libre de cualquier otro enser.

 

     A la derecha de la entrada se sitúa el Minrab o púlpito de la oración y en otra parte que no pude ver, la tumba de Mohammed Ali que debe encontrarse por allí.

 

     Una vez vista la mezquita callejeamos por el barrio copto. Con estrechos callejones y una vida en la calle muy entretenida.

 

Iglesia de los santos Sergio y Baco

     Datada en los siglos IV ó V, se trata de una de las iglesias mas antiguas de Egipto.

     Según la tradición, el templo se sitúa donde la Sagrada Familia se refugió durante tres semanas en su estancia en Egipto.

 

      Cuando entramos, había algunos fieles rezando que poco le importaban la horda de turistas que entraban y salían haciendo fotos por doquier.

      Lo que recuerdo como si fuera ahora es el penetrante olor que había en toda la iglesia. Para mi era casi insoportable pero a nadie parecía importunarle. Un profundo aroma a un incienso raro que se percibía hasta en la lengua.

 

     En la parte inferior se encuentra la cripta donde se cree permaneció la Sagrada Familia.

 

     La cripta también contiene un pozo de agua donde se cree que la Sagrada Familia sació su sed. Como bien está escrito en su broquel.

 

     De allí nos dirigimos a la sinagoga de Ben Ezra.

     Ésta estaba desierta porque al parecer ya no se utilizaba para el culto sino solo como enclave turístico. Sin embargo las fotos y los videos estaban rigurosamente prohibidas. Y, digo yo, si solo tiene carácter turístico, ¿porque prohíben las fotos?. Otro de los misterios insondables del enigmático Egipto.

      A continuación, almorzamos en el restaurante Café Al khan, berenjenas rebozadas (escasas) y cordero. Sin cerveza, como corresponde a un restaurante árabe.

 

      Sin tiempo para reposar la comida llegamos a la siguiente etapa.

Museo Egipcio.

     El edificio conserva todo el glamour de los viejos tiempos. No le vendría mal un poco de polvo por encima o alguna montañita de arena a los lados de la entrada.

 

     Como nuestro recorrido fue un poco caótico, me he guiado por las fotos que hice resaltando los hallazgos mas importantes.

 

     Abajo a la izquierda las enormes estatuas de Amenhotep III y su esposa Tiyi, esculturas de mas de 36 metros de altura que presiden la primera sala del museo. A sus pies tienen una representación de las tres hijas de la pareja. Pertenecen a la dinastía XVII.

 

     Abajo a la derecha, una copia de la impresión de la piedra roseta, que sirvió en su momento para resolver el significado de los jeroglíficos. La piedra original está en el Museo Británico.

 

     La Paleta de Narmer, primera mención a una unificación del Antiguo Egipto por parte del faraón Narmer, I dinastía.

 

      La Triada de Micerino. Al parecer una de las esculturas mas importantes de toda la civilización egipcia (ignoro porqué). El faraón se sitúa en el centro, en postura hierática y mas altos que las de los lados, que son la diosa Hathor y la divinidad del nomo de Cinópolis, una divinidad local.
      Según nuestra guía este es un trozo de la barba postiza de la esfinge de Gizeh.

 

     La estatua sedente del faraón Kefrén, perteneciente a la IV dinastía. Sentado en su trono en posición hierática. En la parte posterior de la cabeza lleva el símbolo del Dios Horus considerado el Mesías de Egipto.

 

      El alcalde del Pueblo. Escultura de madera que representa al noble Kaaper de la V dinastía. Fue hallada en la mastaba del mismo nombre (Kaaper) en Sakkara.

 

     Las ocas de Meidum forman parte de una escena de caza de aves con red, pintada en estuco, en la mastaba de Nefermaat, que era hijo y chaty de Sneferu, el primer faraón de la IV dinastía.

     Incluso hoy, es posible identificar las especies de ganso de estas pinturas. Ánsares campestres y ocas de cuello rojo o barnaclas cuellirojas.

 

     Las estatuas de Rahotep y su esposa Nofret pertenecen a un matrimonio de clase social alta en la civilización egipcia. Fueron descubiertas por Mariette y su equipo en 1871 durante la exploración de una tumba al norte de Meidum.

 

     Esta es la única estatua conocida de Keops, faraón de la IV dinastía y constructor de la gran pirámide de Giza, Mide unos 7 centímetros y fue encontrada en Abydos.

 

Abajo a la derecha la estatua oferente del faraón Tutmosis III, esculpida durante la XVIII dinastía.

 

     Subimos a la segunda planta donde se encuentran dos de las colecciones mas célebres del museo.

Por las escaleras pueden verse diversos ejemplares de papiros enmarcados, algunos con una longitud extraordinaria.

 

     Una representación de los tesoros de Tutankamon se encuentra en los primeros pasillos.

     La colección de sarcófagos, cada uno dentro de otro, como si de muñecas rusas se tratase.

 

     El templete canópico de Tutankamon, una especie de arcón con forma de templete que formaba parte del ajuar funerario de la tumba del faraón. Esta elaborado en madera y chapado en oro.

A su lado, una silla ceremonial con incrustaciones.

 

     El trono real de Tutankamón, elaborado por artistas egipcios. Se cree que formaba parte del ajuar funerario del faraón pero aun así pudo ser usado en vida de este.

     Construido en oro laminado con imágenes en sobrerelieve. Se observa el faraón y su esposa real, la reina Anjesenamón (una de las hijas de Nefertiti y el rey hereje Akenatón) en una escena intima.

 

     La segunda colección en importancia es una exhibición de las momias de Thuya y Yuya, suegros de Amenhotep III, Amenofis III o Memnon (el de los colosos) ya que eran los padres de su esposa Tyi. Fueron enterrados con todos los honores nada menos que en el Valle de los Reyes (KV 46).

 

     Pero además de todo eso. Cientos de utensilios, esculturas, féretros, abalorios, enseres, calzado y vestimenta, monedas, anillos, miniaturas, etc...se desperdigan por cada sala en un despliegue abrumador de cultura egipcia. Y aun dicen que tienen varias veces mas en los sótanos del museo. Muchas esperan su traslado y colocación al nuevo GEM, el nuevo museo pronto a estrenarse.

 

      La ultima visita programada era el bazar por excelencia de la ciudad: Jan el-Jalili.

 

     Después de quedar con Tagrid para dentro de un par de horas, paseamos sin rumbo por las calles exteriores admirando las puertas y los arcos antiguos del barrio en contraste con la mercancía expuesta. En uno de los puestos, regateamos un vestido de niño que teníamos encargado.

     Para terminar con un karkadé bien frío en el Fishavi, el café de los espejos. Para los turistas, el sitio mas conocido del bazar.

 

     Regresamos al hotel y aun tuvimos tarde para darnos un chapuzón en la piscina con una bien ganada cerveza.

     Cenamos en el Felfela aunque no me sonaba que fuera el mismo sitio al que fuimos hace 17 años. Eso si, restaurante turístico a mas no poder, con precios caros y comida aceptable. Ni siquiera tenía buena iluminación para hacer fotos.

      Poco después, caímos rendidos soñando con la vista de la pirámides del día siguiente.