ESTAMBUL
Aprovechando una oferta curiosa que pillamos de improviso, fuimos a esta bella ciudad a finales de mayo del 2006. Una semana entera toda para ella, ya habrá tiempo de conocer otras maravillas de Turquía.
El hotel Royal Istanbul y la mezquita mas cercana a él. Se trata de la mezquita de Laleli. |
La entrada a la universidad junto a la torre de Beyacid y una pequeña pero vistosa mezquita que solo vimos por fuera, la de Aksaray. |
La estación de trenes de Sirkezi junto al muelle de Eminonu es de donde partía el renombrado Orient Express. |
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Algunas instantáneas del bazar de las especias donde se funden todos los olores y siempre acabas haciendo amigos. Para muestra la última foto con un simpático turco que solo verme me caló diciéndome "andaluz, picha, ven pa'cá". |
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Uno de los primeros días fuimos en el tranvía a la torre de Gálata. La
primera parada es el puente del mismo nombre, donde cientos de pescadores,
siempre desde lo alto, despliegan sus cañas y aparejos en busca de los
rezagados del banco de peces que permanentemente habita debajo. Justo en
el lado que da al estrecho se sitúan varios restaurantes de pescado algo
subido de precio pero con un buen tesoro, tienen cerveza.
Después de cruzar el puente subimos por intrincadas calles teniendo siempre a la vista la perspectiva de la torre. Para comenzar a visitar Estambul es un buen comienzo y, desde arriba, te da una idea de la grandeza de esta ciudad. Las fotos siguientes dan testimonio de ello. |
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Y muy cerca de la torre, la calle Istiklal, repleta de tiendas de moda y
restaurantes, peatonal, ancha y limpia es el centro europeo de la ciudad y
hasta la plaza de Taksim es recorrida por cientos de turcos y turistas día
y noche.
Visitamos el templo de San Antonio, una de las escasas iglesias cristianas de la ciudad y luego nos sentamos a tomar una cerveza junto a una frutería en un pasaje muy concurrido. |
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Dedicamos
una tarde entera al lado asiático de la ciudad. Tomamos un ferry en el
embarcadero de Eminonu junto al puente de Gálata y en poco mas de 15
minutos nos encontramos embutidos en la zona residencial, trabajadora y un
poco hermana pobre de Estambul. Muy pocos turistas recorrían sus calles y
los cafés, barberías, mercados y plazas le dan ese aire mas autentico que
todas las ciudades tienen.
El ferry paró justo ante una de las tres mezquitas que visitamos, todas junto al Bósforo y en un recorrido con un paseo marítimo con gradas donde se reúnen los turcos por la tarde para ver ponerse el sol tras la parte europea, comer pipas, pescar, beber cerveza a escondidas, leer o cautivar a la pareja ante una vista impresionante con la Torre de Leandro ó de la princesa en primer plano y la silueta de las mezquitas al fondo. No da tiempo para mucho más y antes de ponerse el sol volvíamos en un barco casi vacío (el ferry volvía repleto de la parte europea) al otro lado. |
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Además de los enormes camposantos de las afueras, Estambul esta plagada de pequeños cementerios. Te los encuentras en cualquier esquina junto a una mezquita o un edificio antiguo. Son rincones muy cuidados casi siempre desiertos donde se respira una paz sin igual. Merece la pena pasear unos minutos junto a esas columnas y lapidas de mármol y granito que además te ofrecen unas vistosas fotografías. | |
La Cisterna de Yerebatan es otra de las maravillas escondidas de Estambul.
En una esquina de la gran plaza de Sultanahmed, tan escondida que cuesta
encontrarla, está la entrada. Se trata de un enorme antiguo deposito subterráneo
de agua sostenido por columnas muy variadas traídas de varios
templos.
El lugar esta tenuemente iluminado y se recorre por unas tarimas de madera muy húmeda y a veces resbaladiza ya que tiene muchas zonas mojadas por el goteo incesante del techo. Las cámaras peligran. Antes el misterio consistía en descubrir 2 grandes cabezas de Medusa que sirven de base a dos columnas determinadas pero ahora están muy bien señalizadas para ser encontradas. En otra esquina se encuentra una cafetería y un escenario donde se ofertan pases de modelos y obras de teatro. |
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EL PALACIO TOPKAPI El palacio de Topkapi ocupa la punta de esa pequeña península que se forma en el lado europeo bajo el cuerno de oro. Fue la residencia de los sultanes durante mucho tiempo. Se trata de un conjunto de patios, jardines y edificios destinados a varios propósitos (algunos de ellos reformados para su utilización, por ejemplo las cocinas son ahora recintos de exposición de objetos antiguos y armas). El harén tiene un precio de entrada aparte y se visita en grupo con un guía en inglés o turco. La historia del harén y el misterio que encierra puede ser interesante pero si le sacas eso la verdad es que la visita es un poco aburrida y poco vistosa (una sucesión de pequeñas habitaciones casi vacías con alguna excepción). Otra cosa es el tesoro y una magnifica exposición del baño turco que tenia lugar en una sala adyacente. Eso si que tenía muchas cosas que ver y fotografiar (si te dejan, porque la foto de la daga Topkapi de mas abajo me costo una bronca del vigilante). La biblioteca estaba cerrada al publico pero pudimos admirar una bonita exposición itinerante dedicada al baño turco, el Hamam. |
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El
otro gran palacio de Estambul es el Dolmabhaçe. Fuimos en tranvía
dejando la ultima parada y dando un paseo por el marítimo a orillas del Bósforo,
con la vista de la parte asiática enfrente.
Muy distinto al Topkapi de estilo mas bien clásico renacentista, aunque puede que tenga mezclas de varios estilos, se encuentra a la orilla del Bósforo en la zona europea moderna de Estambul. Aquí el autentico tesoro es el cuidado mobiliario y los hermosos techos de algunas de sus salas. Rodeado de bellos jardines con pórticos gigantescos con un labrado magnifico. La altísima sala central es realmente impresionante, con una araña de cristal exageradamente grande. Se tarda toda una mañana en ver por completo con pases guiados en inglés y turco aunque el precio completo (que incluye el harem, las salas, el museo y el uso de cámaras) resulta un poco caro. La zona de entrada coincide justo enfrente de un estadio de fútbol (creo que del Besiktas) y una curiosidad: el palacio se visita con unas calzas de plástico que tomas en la entrada para no estropear las alfombras y cuidado que hay zonas que resbalan. |
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Estas instantáneas reflejan la belleza del palacio. Las columnas que soportan la gran sala central, las escaleras y los techos bellísimos, las lámparas y estufas del interior, el verde reloj de uno de los jardines con un pórtico detrás y la torre del reloj que se sitúa a la entrada (justo detrás se pueden ver las agujas de la mezquita de Dolmabhaçe, otra preciosidad que puede visitarse de camino al palacio). |
EL GRAN BAZAR Solo tres instantáneas para reflejar el gran mercado turístico de la ciudad con una de las puertas de entrada, una de sus calles y una muestra de un escaparate (con anillos gigantes) en la zona de las antigüedades. Merece la pena solo para comprar algunos regalos, algo de plata que merezca la pena por su rareza y poco más, eso sí, regateando hasta la extenuación porque no es difícil encontrar mejores precios en alguna de las tiendas cercanas y mejor calidad. |
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SANTA SOFÍA La joya de la corona. A lo mejor no es tan vistosa como la mezquita azul que está justo enfrente pero es leyenda e historia. Ya no es mezquita sino museo (o sea que hay que pagar por verla) y además esta en plena rehabilitación y por eso la simetría de la cúpula interior (la mas grande y alta tras la basílica de San Pedro) está rota en su mitad por un enorme, moderno y antiestético andamio que me dejó absolutamente decepcionado (si llego a enterarme antes no entro). Los mosaicos se encuentran en la planta superior y también desde allí se obtienen unas magnificas fotografías. |
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LA MEZQUITA AZUL En pleno barrio de Sultanahmed y junto a una plaza muy abierta donde se sitúan las tres famosas columnas está la imponente mezquita azul. Con sus seis torres y sus innumerables cúpulas es una de las mas bellas de la ciudad y sin duda la más fotogénica. En su interior también te encuentras una valla que separa la zona turística de la de rezo. Ésta sí se dedica al culto de modo que es fácil que tengas que esperar si es tiempo de oración y si te sitúas entre ambas mezquitas, a la hora del rezo, se puede oír una verdadera sinfonía de voces por los altavoces de varias mezquitas que resulta muy curiosa (con muchas similitudes al cante flamenco andaluz). Incluso existen unas gradas para un espectáculo nocturno de luces y música. En la gran plaza situada frente a la entrada principal se pueden ver la columna serpentina (un trozo de ella), la columna de Constantino y el obelisco egipcio en lo que se conoce como el hipódromo o sus restos. Cuidado en esta zona porque abundan los rateros que utilizan cualquier artimaña para que dejes ver tu cartera. |
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KUMKAPI El barrio de pescadores por excelencia con unas noches animadísimas. Merece la pena acercarse un día para ser abordados por los ojeadores de los restaurantes. Buena comida (aunque un poco subida de precio) y casi todo turistas. La calle principal que desemboca en este barrio (un poco empinada, tétrica y oscura por las noches) es la misma del hotel President, un 4 estrellas muy visitado por los españoles. |
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CHORA Convertida también en museo, La pequeña iglesia de San Salvador de Chora conserva los mosaicos mas bellos de todo Estambul (con permiso de Santa Sofía). Para llegar lo mejor es el taxi y si es de camino a Eyup mejor porque así se aprovecha el día. Después de pagar la entrada encontrarás 4 ó 5 pequeñas salas repletas de pinturas y mosaicos coloristas con figuras del cristo, la virgen y los apóstoles con un detalle increíble. Los techos, poco iluminados, no se dejan fotografiar fácilmente. Frente a la ermita está un bar en una plaza arbolada muy acogedora. |
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PIERRE LOTI, EL CUERNO DE ORO Y EYUP La visita al famoso café de Pierre Loti no podía faltar. Antes de almorzar aun teníamos tiempo de disfrutar del café situado justo en la punta del cuerno de oro con una vista privilegiada del mismo en toda su amplitud y con la ciudad al fondo. El establecimiento es un poco austero, tiene varias habitaciones y una pequeña tienda con artículos a buen precio, poca variedad en comida y una espectacular terraza sobre el cementerio que ocupa toda la ladera del monte. Llegamos en taxi después de visitar Chora (ese día, domingo, fue bastante provechoso) y al comprobar la situación del café y lo empinado de las cuestas decidimos bajar en un teleférico casi recién estrenado que te dejaba junto a la mezquita de Eyup en el corazón del barrio del mismo nombre. Para subir al teleférico comprar un "token" la moneda viajera que en Estambul lo mismo te sirve para montar en tranvía o cruzar el bósforo en barco, y por menos de 1 €. |
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Almorzamos
cordero y sopa de yogurt en un pequeño restaurante con balcón junto a la
mezquita y luego paseamos por los puestos callejeros de frutas y verduras
de la calle principal.
Era día de peregrinación y tanto la mezquita como los alrededores, en particular un gran parque frente a la entrada principal, estaban atestados, niños ataviados como reyes eran presentados al profeta con todos sus familiares en una especie de "primera comunión" y decenas de novios y novias, recién casados, hacían cola en la entrada de la tumba de Eyup. La mezquita, sin embargo, estaba bastante vacía y se respiraba un silencio que contrastaba con el bullicio exterior. Ya por la tarde había que poner la guinda al pastel del día completo haciendo el viaje de vuelta en el crucero de pasajeros, token en mano, que recorre todo el cuerno de oro con paradas en distintos barrios a uno y otro lado. Más de una hora de travesía contemplando las dos riberas con cientos de barquitos de pescadores, varios puentes y un curioso museo militar donde se exhibía un submarino, tanques, aviones y helicópteros. Y la ocasión de plasmar unas bonitas fotos de las mezquitas embutidas en la ciudad. |
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A Estambul no le sobra ninguna mezquita. Son lugares de culto, encuentro y tradición y si pensamos en lo arraigado que está la religión de Mahoma en esta gente que forma parte, y gran parte, de sus vidas quizás lleguemos a la conclusión de que no son demasiadas aunque lo parezca. Todas son visitables guardando las debidas formas, todas son hermosas y cada una tiene su rincón distintivo. Aquí pongo una muestra de algunas, juntas y revueltas, las de Laleli (que veíamos todos los días camino al hotel), Suleyman el magnifico (imponente sobre un cerro y con decenas de cúpulas), Zhezade, Beyacit (junto a la torre del mismo nombre y la universidad), Fathi, Yeni, Mihrimah, Dolmabhaçe, Kariye, la mezquita nueva y la del Sultán Selim.
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Para terminar cuelgo algunas otras curiosidades muy variadas que tienen cabida en esta fascinante ciudad. |
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Uno de los distintivos turcos de referencia. El llamado Kebab (aunque creo que en realidad se llama Döner y kebab significa cordero). Éste es particularmente grande. | |
Un puesto callejero de flores la mayoría funerarias. Ya nombré el exagerado fervor por los muertos de los turcos. | |
Esta imagen la tomé para captar la curiosa "vestimenta religiosa" de las que están al final pero en primer plano puede verse uno de los muchos puestos callejeros donde un paisano con una báscula (bien de baño o algo mas sofisticado) te dice tu peso por alguna libra turca. Este personaje nos pidió cinco pero se conformó con una ante nuestras airadas protestas. | |
¿A alguien le apetece una fresca y rica sanguijuela? Es ideal para los males del cuerpo y sobretodo de la sangre. | |
Un billete de 10 libras con el presidente del país con cara de hipnotizador. Además es un billete nuevo, que curioso. | |
Por toda la
ciudad abundan las terracitas donde puedes tomar un té por un módico
precio. Todas son muy acogedoras.
De las fotos de arriba sobran los comentarios solo deben recordar una palabra "Baklava" y aunque no aparecen en las fotos son un manjar de dioses (dicen que proviene de la palabra "loco"). Los hay de nueces, pistachos, avellana, etc. pero atención; son una bomba energética. |
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Una vendedora de comida para palomas en la puerta de la mezquita nueva. | |
El acompañamiento favorito del té, una buena pipa de agua, cachimba o shisha rellena con un buen tabaco de manzana te ofrecía un feliz final del día. |