Pindaya

     Pindaya es una ciudad situada entre montañas a 40 Kilómetros del aeropuerto de Heho, cerca del lago Inle. Fuimos a ella con la única intención de visitar las cuevas sagradas donde se amontonan, miles de estatuas de Buda para su contemplación y devoción.

     Tardamos algo mas de una hora en llegar, recorriendo carreteras con bastantes curvas entre colinas llenas de verdor. No debió llover mucho los últimos días porque pasamos varios puentes pero con ríos resecos o con muy poca agua. La ciudad se halla a orillas de un pequeño lago de aguas tranquilas. Nuestro conductor se llamaba Ko Pyar, desde luego no se nos iba a olvidar.

 

     A la cueva puede llegarse desde unas interminables escaleras o en coche hasta la entrada, como hicimos nosotros. Para el ultimo tramo incluso hay un ascensor.

     En la entrada ya te encuentras algo muy curioso: dos estatuas que cuentan una historia, la del príncipe liberador de la doncella matando a la araña gigante. Lo normal.

 

     Una vez dentro varios miles de budas se amontonan ante tus ojos. Budas grandes y pequeños ocupando todos los recovecos de la caverna. Sandar nos explicó que aun hay mas estatuas esperando su colocación almacenadas en la localidad.

     La cueva se visita en un intrincado recorrido entre figuras pasando por una pequeña estancia de meditación con mas altares con budas y llegando a otras grandes oquedades mas abiertas donde la sensación de claustrofobia es menor.

 

     Budas protegidos por serpientes dragones (algunos con varias cabezas). Otra de las rarezas de estas cuevas.

 

     Las vistas del pueblo, del lago y de las interminables escaleras son magnificas.

 

     La visita a las cuevas se complementa con esta fabrica de papel vegetal donde nos contaron como se hace y donde compramos algunos regalos a muy buen precio. Agendas, moleskinos y abanicos, todos hechos de papel, fabricados a mano y baratos.

 

     Almorzamos en el Green Tea camino del lago Inle en busca de nuestro hotel.