A nosotros nos encantan los museos. Cuando viajamos a alguna ciudad nunca desaprovechamos la ocasión de permanecer horas y horas, toda una mañana entera y alguna tarde, contemplando cuadros renacentistas o incomprensibles muestras de arte moderno. A veces aprovechamos para seguir algún guía y empaparnos de cultura aunque sea en inglés. Total, esta es una ciudad en la que hay poco que ver en las calles que están escasas de atracciones y edificios bellos así que lo mejor para los días soleados y agradables como los que estuvimos allí es permanecer enclaustrados como ratones de biblioteca perdiéndonos (literalmente) en salas y salas de interminables muestras de belleza.

     Y esto es Nueva York, la ciudad de los museos. O sea que teníamos a mano el Metropolitan, el MOMA, el museo guggenheim, el del Barrio, el Whitney Museum, la colección Frick, el museo de los claustros, el de la herencia judía, el de arte africano, el museo de la televisión y la radio, incluso el del sexo. Tantos que bien vendría poder estar varias semanas para verlos todos.

     No, en serio, los museos son un coñazo. Están bien para media hora pero cuando llevas seis horas viendo cuadros, te has perdido 2 veces aunque lleves el mejor plano explicativo y te duelen la espalda y las rodillas, mandas al garete a Rembrand, Rubens, y a su tía. Si acaso por elegir, los únicos que merecen la pena: El museo de Historia Natural y el Madame Tussaud (el de cera) y nunca mas de una mañana entre los dos. Me hubiera gustado ver también el museo del Intrepid, un portaaviones que alberga en su interior todo un Concorde, un súper helicóptero y ese avión negro raro que es invisible al radar, pero lamentablemente estaba cerrado hasta noviembre.

     Bueno, todo es broma, la realidad es que teniendo tan poco tiempo para ver la ciudad, no queríamos pasar mucho tiempo de museos y dedicarlo a otros menesteres.

     Si quieren ver fotos de los museos de arte no va a ser aquí, busquen por internet, es lo que hago yo.

     Una muestra de las salas de los huesos del museo de historia natural con muchísimos ejemplares prehistóricos. Costaba trabajo distinguir los verdaderos de los falsos.
     Arriba, los dioramas, una de las exposiciones mas curiosas del museo. Una estampa salvaje muy conseguida donde el escenario ficticio se funde con el fondo pintado hasta el punto de casi no poder distinguir uno de otro. Los animales, probablemente disecados, parece que estuvieran vivos.

     Abajo, un moai original de la isla de pascua y el cartel de la parada de metro que pasa justo por debajo.

     Justo en pleno Times Square se encuentra el museo Madame Thussaud's, el museo de cera para entendernos.

     Un poco pasado de precio exhibe varias salas con todo tipo de personajes famosos (y otros no tan famosos, al menos fuera de Estados Unidos). En algunos el parecido es increíble y solo se delatan por el brillo cerúleo de sus caras y la falta de luz en sus ojos.

     Esta es una muestra de los mas conseguidos. De entre ellos destacan, Morgan Freeman, Michael Jordan (el brillo de la cara puede confundirse con el sudor del esfuerzo), Spielberg y sobretodo Einstein, un prodigio de perfección.