RIGA

 

     Tres días pasamos en Riga y bien nos hicieron falta porque es una ciudad que tiene mucho que ver.

     Aunque poco conocida, se trata de la ciudad mas grande de las republicas bálticas. Durante mucho tiempo estuvo perteneciendo al imperio ruso de hecho fue el lugar de nacimiento de Serguei Eisenstein el director de cine y de Mikhail Baryshnikov, bailarín, coreógrafo y actor de cine.

     Nos alojamos en el Hotel Radisson Blu Lietuva, a dos calles de la llamada plaza de la libertad que da comienzo al verdadero centro de la ciudad. La foto de al lado da una idea de las vistas que teníamos desde la habitación.

     El planning que nos habían dado desde la agencia no era precisamente de lo mas coherente porque la visita panorámica de la ciudad la hacíamos justo el ultimo día de estancia de modo que el día anterior nos dedicamos a vagar sin rumbo fijo por el centro. Entramos en algunas iglesias cuyos nombres se me han perdido en la memoria, almorzamos y cenamos por el centro y viendo lo mas importante según un pequeño plano que nos proporcionaron. Mas abajo pueden verse: las torres que fueron últimos vestigios de la defensa de la ciudad, la plaza de la catedral, la casa de las cabezas negras o los tres hermanos (las tres casas mas antiguas de Riga), el pararrayos del gato, etc...
     Comenzamos la visita panorámica por otra zona noble de la ciudad, justo al norte del hotel, donde abundan las casas y palacios de estilo clásico y Art Nouveau que fueron todo un descubrimiento. Después de eso volvimos a recorrer el centro, casi en los mismos sitios donde habíamos estado el día anterior pero esta vez cortando por atajos que no conocíamos y recovecos de calles que parecían sin salida.
     El centro, propiamente dicho comenzaba en el monumento de aquí abajo, la llamada estatua de la libertad. Desde aquí partía una calle peatonal y comercial que luego se abría a varias plazas repletas de terrazas de restaurantes turísticos con música en directo. Mas a la derecha estaban algunos edificios gubernamentales y embajadas para terminar llegando al Río Daugava que ni siquiera atravesamos.
     Y eso fue todo lo que nos dio tiempo a ver. Bastante pero no demasiado y esta ciudad bien merece mas tiempo, pero nos esperaba otro largo recorrido hacia mas al norte. Nos esperaba Tallin.