TÁNGER   

 Una escapadita rápida a Tánger, la puerta de Marruecos y de África para quien, como yo, viva en el sur.

    Tan cerca que solo la separa una veintena de Kms. de Tarifa. Un ferry cruza el estrecho varias veces al día y en 45 minutos te transporta a otro país, otro continente, otro mundo.

 

    Los ferrys no son tan puntuales como debieran, el de ida se demoró otros 45 minutos y el de vuelta media hora. Quizás compense saber que tienen venta libre de impuestos a bordo y el tabaco está a mitad de precio (en el ferry de ida y en la terminal de Tánger a la vuelta) .

     Ese día soplaba fuerte el viento de Levante y el azul intenso del estrecho se revestía de un manto blanco cuanto menos amenazador.

 

     Habíamos pillado una oferta sensacional de 85 € por persona para dos noches en el Hotel Chellah con desayuno, los viajes en ferry y los traslados al hotel. Una ganga. Y eso en temporada alta que si vas en mayo son 65 €.

     El Hotel es algo viejo y destartalado pero cercano al centro y con habitaciones espaciosas.

 

     Tánger no tiene gran cosa, un zoco bien ambientado pero con escasa mercancía y muy repetitiva, una medina (ciudad antigua) grande que domina una colina frente al mar, puestos callejeros con comidas variadas y con imitaciones y un té de menta hirviente y exquisito. Tendrá mas atractivos pero en solo 2 días no hay tiempo de conocer demasiado.

     Ya la primera noche se nos acercó un paisano ofreciéndonos un restaurante conocido y exquisito, no recuerdo su nombre pero una vez en él la experiencia mereció la pena, resulta que justo en ese lugar se rodaron algunas escenas de la película Origen de Leonardo di Caprio, yo no estaba muy seguro de que fuera así pero una vez vista, la escena es inconfundible y ahí les dejo un fotograma para que comparen.

 

    El zoco es muy animado, aunque las mercancías expuestas no son demasiado variadas, el bullicio es notable y se corresponde con lo que debería ser un mercado árabe. Abundan los artículos de cuero (sobretodo babuchas y bolsos), las chilabas y las camisetas deportivas de imitación, éstas están por todos lados, pero también hay artículos de madera, nácar, esmaltes, jaulas vistosas y baratas, algunas especias y un particular tipo de piedra blanda olorosa que se utiliza como ambientador de armarios o desodorante corporal.
    Por otra parte la arquitectura no es demasiado vistosa, algún arco árabe o alguna puerta adornada pero todo con esa especial dejadez presente en muchas de las ciudades del segundo y tercer mundo, suciedad evidente, marañas de cables en las fachadas, desconchados y escasez de pintura.
     Algunas curiosidades:

Una señal de STOP en árabe, algunos animales en venta en el bazar, cañones ornamentales en una de las plazas elevadas, el Cinema Mauritania y una pequeña muestra de los paisanos tangerinos.

     Y tan fugaz como entramos, llego la hora de salir de la ciudad. Un destartalado taxi nos devolvió al muelle y, esta vez con menos demora, partíamos de nuevo hacia Europa. Un fin de semana distinto que puede repetirse en cualquier momento, total, solo nos separa 14 Kms....