La preparación

       Faltaban 20 días para comenzar las vacaciones del 2003 y todavía no teníamos decidido el viaje que haríamos.  Cierto es que otros años nos había pasado lo mismo y al final conseguíamos un buen destino pero al menos teníamos una idea de lo que queríamos. Ese año no.

   Pero un día se me ocurrió mirar en internet las agencias de viaje, a ver si encontraba alguna buena oferta y dí con un paquete vacacional de 18 días a Thailandia con un 25 % de descuento y en unas fechas aprovechables. Ni cortos ni perezosos nos presentamos en la agencia que solíamos frecuentar y preguntamos por esa oferta. No tenían ni idea de ella así que miramos desde allí mismo en la web que localicé y ese mismo día comenzaron las gestiones para contratar el viaje.

   Varios días después ya teníamos toda la documentación en nuestras manos: los billetes de avión, los pases de los hoteles, el itinerario y una breve guía del país. También nos obsequiaron con una maleta y una práctica mochila, un pequeño bolso que nos sirvió de botiquín y un portafolios con todos los papeles.

    Era la primera vez que se hacía así; normalmente lo único que nos daban era una serie de bonos que nos servía para recoger, una vez en Madrid, toda la documentación en la agencia de Barajas, pero esta vez llegábamos con todos los billetes en la mano, excepto los de los vuelos interiores que los darían en destino.

   El viaje consistía en 4 noches en Bangkok (hotel Holiday Inn Bangkok) anteriormente llamado Crowne Plaza, con alojamiento y desayuno, 6 noches en un circuito por el norte en 4 hoteles distintos y con pensión completa y 5 noches en Phuket (también en el Holiday Inn) con alojamiento y desayuno. Del 25 de Agosto al 11 de Septiembre, en plena temporada de lluvias en el país asiático.

   Salimos desde Madrid en dirección a Frankfort para enlazar con el vuelo a Bangkok ya que el vuelo normal, con escala en Roma, estaba completo. Eso nos supuso algunos euros más pero con el descuento que nos hacían al pagar con la visa nos compensaba.

   Una vez en Frankfort los primeros contratiempos, un aeropuerto enorme, con varias terminales, con trenes interiores para desplazarse por él, todos los carteles en alemán y alguno en inglés y ni idea de como llegar a la puerta de embarque del avión a Bangkok. Sin embargo, dejándonos llevar por el instinto y la ayuda de alguna empleada llegamos sin problemas. Las maletas iban facturadas directamente desde Madrid así que una preocupación menos.

   Después de dejarnos un riñón al tomarnos dos bocadillos, una cerveza y una cola (13 euros, ya te digo), embarcamos sobre las 15,30 con destino bangkok. 

   La compañía aérea Thai Airways tenía en esos momentos una promoción y sorteaba en cada vuelo otro igual entre todos los pasajeros, para ello había que rellenar un folleto que daban al embarcar. Pues bien, de entre todos, el ganador fue.....

mi mujer; Maribel y aparecieron un buen puñado de azafatas y azafatos y la despertaron y nos llevaron a primera y todos aplaudiendo en la entrega del premio. Nos hicimos una foto con los auxiliares en pleno vuelo y volvimos a nuestros asientos, pero poco antes de aterrizar volvieron a llevársela a primera, pero esta vez sola. Ella, como no entiende ni papa de inglés no hacía mas que preguntar por mí y yo igual hasta que al salir del avión nos recibió una representante de la compañía, más fotos junto a un gran cheque-regalo, muchas felicitaciones y muchas sonrisas. Esa fue la primera aventura al pisar suelo thai.

   Estábamos, por fin, en Bangkok.