BANGKOK

     Llegamos al hotel y luego de dejar las maletas y asearnos, pillamos el Skytrain hacia el MBK para curiosear un poco. Compramos algunos accesorios para la Go Pro definitivamente mas baratos que en España y algunas pulseritas para regalo (en realidad son cables de carga de móviles) y mirando, mirando, se nos hizo de noche (allí la noche cae enseguida).

     Cenamos nuestro primer padthai en un mejicano del Pat Pong y a la cama que estábamos muertos. Y para ser la primera noche, !!! sorpresa !!! un amigo me llama al móvil a las tres de la mañana para preguntarme si estaba trabajando (yo trabajo de noche). Debía ser el único amigo que no sabía que yo estaba en Thailandia.

     Teníamos 2 días completos para nosotros solos antes de unirnos a los demás y muchas cosas para ver. El Palacio Real, el templo del Buda Reclinado y el Templo de la Aurora venían incluido en una excursión que haríamos el tercer día, junto con un paseo en barca por los canales importantes. Quedaba pues todo lo demás y no demasiado tiempo.

      No se si por el yet-lag o por desidia pero cuando salimos del hotel el día siguiente ya pasaban de las diez de la mañana.

      Pienso que cuando vas por libre, o te aplicas con disciplina y mucha información o te harán falta muchos días para ver la mayoría de las cosas.  Si tienes esos días, perfecto, porque perderás mucho tiempo en procurar los desplazamientos, buscar los templos, comprar los tickets de entrada, buscar alojamientos, trasladar maletas, etc ... Si vas con guía sales mas temprano (particularmente con este quedábamos siempre a las 7 de la mañana), te llevan en coche, te dejan en la puerta del templo o de donde sea que vayamos a visitar, te recogen y te llevan al siguiente destino, te procuran los hoteles y te trasladan las maletas. Todo es mucho mas fácil y rápido aunque a costa de mas dinero y quizás de perderte la emoción de lo imprevisto. En cada uno está decidir que opción coger.

     Con la información de los foros llegamos a uno de los canales (klongs) mas concurridos con la intención de visitar el Museo de Jim Thompson. Nos bajamos del Skytrain junto a un gran centro comercial y fuimos andando junto al canal hasta llegar al museo. Pagamos la entrada y esperamos nuestro turno.

      La visita se realiza con guía (aunque no en castellano) y se hace un breve recorrido descalzo por las distintas habitaciones, todas de madera de teca, plagadas de recuerdos de la época y de fotos del aventurero americano. Abundan los estanques con grandes carpas de colores y los jardines con flores exóticas. A la entrada realizan una exhibición de la obtención del hilo de seda y de la fabricación de tejidos. Una cafetería y la consabida tienda de artículos de seda completan el recinto.

     De allí nos dirigimos al klong donde tomamos un barco para apearnos en una de las ultimas paradas, junto al Wat Saket, el Golden Mount, muy cerca de allí. Pagamos la entrada y subimos las escaleras tocando las campanas y los gong que encontramos por el camino. El día estaba nublado por lo que la subida no se hizo pesada, además tampoco son demasiados escalones.  

       Desde arriba las vistas son magnificas y encontramos mucha gente rezando y dejando ofrendas. También vimos los primeros monjes. Aproveché para grabar las un poco con la Go-pro, escenas demasiado movidas, demasiado rápidas y sin ningún orden (de eso me di cuenta cuando las estuve repasando).

     Debimos bajar por otro camino porque nos topamos con una ceremonia en un pequeño altar y una especie de diorama muy curioso con figuras y buitres. Todo muy tétrico y seguro que con algún significado. Desde luego daba cierta grima ver la escena. En realidad llegamos a ese lugar al desviarnos del camino inicial buscando unos baños y de pronto topamos con eso.

     Desde allí pillamos un taxi hasta el mercado de los amuletos, un mercado callejero cerca del recinto del palacio real. Antes de eso encontramos algunos puestos de fruta junto a uno de los embarcaderos del río, allí compramos varias piñas ya peladas que nos quitó un poco el hambre, luego picamos algo con una cerveza en un local llamado Navy situado en una de las esquinas del Palacio Real.

     Después del tentempié callejeamos frente al muro del palacio real en dirección al río donde vimos pescar un pez gato solo con un trozo de sedal y un anzuelo. Costó trabajo subirlo desde el muelle porque el paisano temía que se rompiera el hilo y lo subió empujándolo con una escoba y un cogedor.   

     El mercado de los amuletos es lo mas parecido a un rastrillo. Muchos puestos vendiendo unas especies de insignias o grandes botones metálicos de todos los tamaños y formas pero junto a ellos no es raro encontrar gafas viejas, maquinas fotográficas deterioradas y todo tipo de baratijas y cosas raras como las dentaduras que están en la foto de abajo. Un curioso mercadillo callejero. Allí compramos un montón de pequeñísimas estatuas de buda, metálicas, que me sirvieron para regalar a nuestros amigos y compañeros de trabajo (siempre suelo llevar algún detallito). Compramos mas de 50.

     De allí nos dirigimos a una especie de centro comercial con tiendas, restaurantes y heladerías pero viendo que todo era zona de no fumadores (ni siquiera en la calle se podía fumar) nos fuimos de allí rápidamente.

     Volvimos a los alrededores del palacio y allí tomamos un taxi con la intención de visitar el parque Lumpini  muy cerca del hotel pero en el camino se puso a diluviar y nos chafó todos los planes. Nada mas salir del taxi nos refugiamos en una marquesina de una parada de autobús y como quiera que ya anochecía volvimos al hotel a descansar.

     Mas tarde cenamos una pizza en un pequeño restaurante que parecía pertenecer a un hotel junto a la zona dura del Pat pong y callejeamos hasta hartarnos. La lluvia seguía menuda pero insistentemente.

     Al día siguiente tampoco madrugamos (es que no escarmentamos) y sin un plan fijo nos echamos a la calle.

     Lo primero era cambiar euros suficientes para los siguientes días y que mejor sitio que un establecimiento llamado Superrich en plena calle Silom y hasta allí nos fuimos pensando que estaría cerca.

     El cambio era de lo mejor que encontramos. Tuvimos que coger número porque había mucha gente esperando (incluida una señora, que parecía una campesina, con unos fajos enormes de billetes de 100 dólares que enseñaba sin ningún pudor) pero no tardamos demasiado tiempo.   

     Recordábamos la zona de nuestro anterior viaje así que nos dirigimos a un templo hindú que estaba poco mas allá. Lo encontramos, como no, con andamios en su torre mas alta, pero muy concurrido y justo a la hora de las ofrendas de alimentos. Hombres y sobretodo mujeres con su puntito en la frente, en fila y descalzos, con una bandeja de frutas, flores y bebidas muy bien preparada.

     Después de un buen puñado de fotos salimos de allí en dirección al Skytrain siguiendo las vías elevadas. Curiosamente pasamos por la embajada de Myanmar con mucha gente esperando en la calle (asiáticos y no asiáticos) supongo que con la intención de sacar el visado para entrar en ese país. A nosotros, los españoles se nos ha facilitado mucho las cosas con el visado on-line aunque tiene su precio.

      Nos montamos en la parada Surasak en dirección al MBK donde pasamos gran parte del día. Almorzamos en la planta 5ª y al pasar por una sastrería, recordé que tenía una boda nada mas llegar a España. Me tomaron medidas y al día siguiente me llevaron a nuestro hotel 3 camisas a medida a 20 dólares cada una.

       Después del centro comercial fuimos en taxi a la zona de la torre Baiyoke para contemplar las vistas y esperar el anochecer. En el taxi, una curiosa pegatina con la prohibición de expulsar gases nobles en el interior del mismo, lo que digo, una curiosidad.

      La  torre es el edificio mas alto de Bangkok. En su penúltima planta tiene un mirador giratorio que permite ver la ciudad en 360 grados. La ultima planta tiene un bar con mesitas junto a una gran cristalera mirando al oeste, justo donde se ponía el sol aunque esta no es la zona mas agraciada de la ciudad.

      Hicimos fotos y videos en el mirador y luego esperamos el atardecer en el bar tomando una copa incluida en la entrada. En total pasamos un par de horas allí y pude probar una de las maravillas de la Go-pro: el time lapse, que te permite hacer secuencias a cámara rápida. El video no tiene desperdicio.

     Después del Baiyoke volvimos al Pat-pong en taxi y cenamos de nuevo en el mejicano algún plato asiático. Luego nos fuimos pronto al hotel porque mañana madrugaríamos.

     A la mañana siguiente aprovechando que me desperté temprano también hice un video rápido desde la habitación, esta vez del amanecer. También salio bonito.

     Después de un contundente desayuno quedamos a las ocho en la puerta del hotel en espera de nuestro guía y luego de las oportunas presentaciones salimos para el palacio real.

     Carmelo y Marga, una pareja madrileña en viaje de novios, José Mari y Beni, un matrimonio catalán y Delfina y Carmen, dos amigas también catalanas junto con nuestro simpático guía Chang y el conductor del vehiculo (éste bastante tímido pero muy servicial y sin idea de español) siento no recordar su nombre. Y nosotros. Esa era toda la expedición.

     En minutos llegamos al palacio real ya con mucha gente dentro. Chang nos sacó las entradas y las repartió.

     Las dos veces que he estado en este recinto me han parecido lo mismo. Una amalgama de edificios sin pie ni cabeza con alguna figura aquí y allá pero sin ninguna concordancia. No dudo que cada templo tenga su significado pero desde luego no es la armonía lo que destaca. Chang nos dio pequeñas explicaciones de algunas construcciones pero ya las he olvidado. Creo recordar que alguna tenia que ver con la coronación del rey pero no me hagan caso.

     Varias decenas de fotos y algún video después y ya estábamos saliendo justo por la misma entrada. De destacar la gran cantidad de afluencia asiática, todos con su palito selfie y una especie de cambio de guardia de paisanos uniformados todos desfilando con paso marcial.    

     Muy pronto llegamos al embarcadero del río, justo el mismo donde estuvimos ayer junto al mercado de amuletos. nos montamos los 9 en una barcaza y a atravesar el cauce para adentrarnos en un klong.

     Paramos en un pequeño ponton junto a un templo donde un monje vendía pan de molde. Chang compró varios paquetes y al tirar el pan al agua empezaron a aparecer cientos de peces gato que se arremolinaban junto a las rebanadas haciéndolas desaparecer en segundos, algunos de mas de medio metro. El agua hervía con el espectáculo.

     La escena era cuanto menos curiosa pero por un problema técnico no pude sacar ningún video. Estuve 5 minutos grabando y desde cerca pero luego me di cuenta que la cámara estaba en modo foto y solo saqué una imagen movida del agua. Riesgos de no conocer la cámara.

     Continuamos viendo la vida cotidiana del canal, algún templo menor y descubriendo los árboles frutales exóticos junto al agua hasta que salimos otra vez al río junto al templo de la aurora.

     No tengo suerte con este templo. La vez anterior que estuvimos en Bangkok lo vimos de pasada porque empezó a llover con ganas y se aguó la tarde. Esta vez me encontré la estupa principal andamiada y sin poder subir hasta arriba, solo pudimos ver las estupas laterales y algún pequeño templo adyacente que yo no sabia ni que existían. El complejo merece otra visita cuando esté restaurado.

     Desde allí enseguida marchamos al templo del buda reclinado, otro conjunto de edificios, budas, campanas y estatuas con mucha vistosidad. El gran buda, ya lo conocen, todo dorado allí encajonado, y con actitud sosegada. Sus pies también estaban en restauración.

     Terminamos la visita en un salón de un buda dorado, todos sentados en el suelo, donde Chang nos explicó algunas costumbres religiosas de los tailandeses.

     Repasando las fotos no tengo ninguna desde las 2 de la tarde que terminamos las visitas y esta del parque Lumpini que fue cerca de las 6 y el caso es que no recuerdo donde almorzamos. Probablemente volvimos al hotel a descansar un poco porque aunque nosotros llevábamos ya varios días en la ciudad los demás aun estarían cansados del vuelo y el madrugón.

     El caso es que esa tarde visitamos el parque junto al hotel y ya tenia noticias de los grandes lagartos que Vivian en el lago, lo que no esperaba es encontrarme nada mas entrar a este enorme varano como si tal cosa tomando el sol en la orilla. En la foto no se aprecia pero este bicho media mas de un metro. Dicen que se alimenta de peces pero si yo fuera un visitante asiduo del parque tendría mucho cuidado de los niños pequeños cuando se acercaran al agua.

    En las avenidas del parque cientos de paisanos paseando, corriendo o haciendo gimnasia ayudados por monitores junto a equipos estereo portátiles con música rítmica. Era como me lo había imaginado.

     De pronto empezó a sonar una voz y unas notas musicales en unos grandes altavoces pero allí no pasaba nada, todo el mundo continuó corriendo y yo me sentí un poco decepcionado esperando que pasara algo. Entonces comenzó a sonar de verdad el himno nacional (lo de antes solo habían sido anuncios y prolegómenos) y todos a un tiempo se quedaron quietos, fuera lo que fuera que estuvieran haciendo, hasta que sonó la ultima nota. Nosotros, por educación, tampoco nos movimos.

      Esa noche cenamos en un restaurante moderno del pat pong donde servían pequeñas pizzas y ensaladas muy saludables. Estábamos junto a los puestos callejeros y mirando desde la intimidad del restaurante me llamó la atención como muchos tailandeses y extranjeros se paraban en el puesto de al lado a mirar el genero expuesto. Se trataba de un puesto de venta de videos pornos y gays con unas portadas verdaderamente explicitas y allí se paraba la gente a escoger la mercancía sin ningún miramiento ni pudor. El tratamiento de la sexualidad en este país es cuanto menos chocante y de eso tendríamos muchos ejemplos durante el viaje.

     Nos fuimos a la cama tempranos porque mañana empezaba el periplo viajero y los continuos madrugones. Mañana tocaban los mercados, el del tren y el flotante y luego Kanchananburi y el río Kwai.