NAKURU
    Nakuru era otra de las paradas intermedias propuestas entre las reservas principales. Llegamos, como siempre, bien entrada la tarde. Almorzamos solos y al tajo.

     Después de las lluvias de hace algunos años, el lago Nakuru ha aumentado su nivel hasta inundar carreteras y algunos lodges, esto y la creciente contaminación ha hecho que los flamencos emigraran a otros sitios. La estampa original de la gran mancha rosa que teñía el lago ha quedado reducida a solo unos cientos de animales en las riberas.

 

     Se suponía que este parque era el reino del rinoceronte. El hecho de estar completamente vallado hace que estén libres de furtivos y puedan reproducirse. El guía sin embargo, nos dijo que quedaban muy pocos y muy escondidos. Probablemente ni una ni otra cosa sea verdad, ni hay tantos ni tan pocos. Lo cierto es que el de la imagen inferior fue el único ejemplar que vimos en Nakuru y en todo el viaje. Desde muy lejos y solo unos momentos.

     Lo que si vimos fueron leones. Grandes machos paseando incluso por los caminos y una vez hasta en actitud de caza acosando algunas gacelas. Lo demás, pelícanos, cebras, jirafas, cobos de agua y poco mas.

 

     El Nakuru Flamingo Hill es precioso. Con bonitos muebles de madera rustica, un amplio comedor y unas grandes tiendas con la cama en el centro con su mosquitera y con un cuarto de baño de mampostería adosado en la parte de atrás.

     También pude ver una pequeña piscina y un merendero alrededor de una fogata aunque no los utilizamos dado el escaso tiempo que permanecimos allí.

 

    Pobre y desaprovechada estancia en el Lago Nakuru. Pero no esperaba la guinda del viaje: Masai Mara. Aunque también sea preciso contar algo de lo que nos encontramos en el camino.